De viaje

Ya tenía rato . . .

De que era niño recuerdo que por la naturaleza del trabajo de mi papá teníamos que estar viajando de un lado a otro con él, a veces de visita por unos cuantos días o por una o dos semanas, y en menos ocasiones a cambiar de ciudad de residencia. Yo nací en Tampico, ciudad de la Huasteca Tamaulipeca en México. En particular la familia vivió en Mérida, San Nicolás de los Garza (N.L.), México, Cananea (Sonora) y Tampico, y en ésta última hemos estado viviendo desde 1997. Aquí en Tampico terminé el último grado de primaria, la secundaria, el bachillerato y a la fecha estoy cursando la carrera.

Desde que cursaba el último año de secundaria, tiene rato que no salgo de viaje. Aún recuerdo las sensaciones de mi infancia que me recorrían completamente al mirar por la ventana del vehículo en el que estaba cuando llegaba o salía de Tampico. Aunque muchas ciudades me han gustado más para visitar —inclusive para vivir— por alguna extraña razón me encanta esta ciudad. Cosa por la cual no resentí el hecho de quedarme y sin salir de ella durante los últimos seis años.

—o—

Mi papá regresó a casa después de estar alrededor de un mes fuera de ella. Su trabajo en Santiago de Querétaro le exijía estar allá incluso en los fines de semana en los que normalmente utiliza para ir a la casa a pasarla con nosotros.

Papá: Bueno jóvenes, vayan escogiendo qué se van a llevar para que no anden a las carreras mañana.
Phersho: A final de cuentas ¿Quiénes van a ir?
Papá: Sólo tú y tus hermanos.
Phersho: Ok :-D Eso significa que nos podremos portar mal ñ_ñ jejeje
Mamá: ¿qué qué qué qué? Nada de nada. Les voy a estar marcando a cada rato para saber qué están haciendo.
Phersho: Pues una de dos, te vamos a contestar mientras estamos en el table o no te contestamos XD jajaja
Mamá: . . . Feo.

Al día siguiente estuve sacando la ropa que llevaría para guardarla en la maleta. Sólo estaríamos fuera una semana, así que no llevé mucho. Después tuve que ayudar a mis hermanos porque no podía acomodar sus cosas en la maleta y ahí va el hermano mayor a ver qué pedo. Me daban muchas ganas de conocer Santiago de Querétaro, no soy mucho de conocer la historia del país (no se me dá), más sí sé que es una ciudad por la que me encantaría perderme entre sus calles.

La tarde está llegando a su fin para ser envuelta por la seda de la noche. El autobús salía a las 8:30. Todo tranquilo. Mi madre nos va a dejar a la central a mi papá, mis dos hermanos y yo. Un "se cuidan", "te portas bien", "cuidas a tus hermanos", "no anden haciendo cosas malas" y un "hasta luego" hicieron de despedida. Entramos a la sala de espera a velar el abordaje. Después de unos minutos por fin llaman a subir en el transporte. Acomodamos maleta, buscamos lugar y nos sentamos en nuestros respectivos asientos. Una bolsa de papas fritas, un emparedado y una bebida gaseosa entretuvieron a la tripulación mientras salíamos de la central.

Me encuentro sentado de lado del pasillo, mi hermano más chico está a mi lado y mi papá está con mi otro hermano (el que sigue después de mí). A un costado del autobús siguen acomodando equipaje de los viajeros y los choferes se intercambian noticias de lo que está pasando en las carreteras. Tiempo después una mujer y el chofer se presentan a nuestras caras dándonos la bienvenida a la línea que transbordamos y deseándonos felices fiestas, acto seguido se despiden y apagan las luces. Apenas pasan algunos minutos y siento que el camión empieza a moverse. "Bueno, a acomodarse porque quiero dormir". Mi hermano mueve un poco la cortina para mirar el exterior: más camiones listos para salir en cualquier momento.

El sueño que tengo, la serenidad tomada de la circunstancia, la tranquilidad interior que me caracteriza, todo ello se esfumó en un instante. De repente me siento como el niño de antaño que se pegaba a la ventana y se paraba sobre el asiento para ver las luces de la ciudad aparecerse en cada calle que recorríamos. Poco a poco la ciudad en la que puedo andar a casi cualquier lado se me antoja desconocida, cual turista apenas hubiese conocido de paso, me siento perdido ¿Porqué estoy sintiendo estas cosas? No tiene sentido. Pero mi mente está en otros tiempos y no tiene planes de regresar en este preciso momento. Más me apeno de no poder describir todo lo que siento en este momento de partida, tenía mucho tiempo de no sentirme en esta situación.

Las luces le ceden el paso a la obscuridad de la carretera zigzagueante, la cual permite pasar una que otra solitaria casa en el camino ocasionalmente. La inquietud no me deja en paz, quiero dormir ¡Deseo dormir! Pero el corazón extrañamente late y me mantiene a la expectativa de todo cuanto acontece fuera de este cajón con ruedas. Después de un rato logramos ponernos de acuerdo: la inquietud podría estar jodiendo un rato y después dormitaré a intervalos. Parece un buen negocio.

Muchas luces, vehículos, pueblos junto a ocho horas después nos guiaron en el camino, llegamos. Bajamos de la caja, buscamos las maletas, vamos a por un taxi y los intervalos que no me jodía la extraña sensación se cobraron en los escasos minutos que tardó al hábil conductor en guiarnos al departamento donde pasaríamos estos días. Cuatro monos en el piso con sus caras de recién llegados completaban el marco de inicio de este pequeño viaje.

—o—

Soy una de esas personas que tenemos la extraña suerte de que para encontrar un destino es necesario perderme, sabiendo esto no tuve más remedio que seguir con tal tradición. Ya bien depiertos —y bañaditos, de paso— salimos a la calle, tomamos el primer taxi que vemos y le solicitamos nos encamine al centro de la ciudad. La misma sensación que me tenía invadido en el viaje vuelve a mí conforme se van apareciendo las construcciones que pasamos en las calle. Mi primera impresión: una hermosa ciudad. Al haber un tránsito muy denso, decidimos bajar y caminar a partir de donde hayamos estado. Bien, esto será fácil, sólo tomamos como referencia la iglesia en la que nos bajamos, está en la mera esquina y listo . . . iluso soy, apenas caminamos media cuadra y encontramos otra iglesia, y otra en la esquina, y otra en la otra esquina. No la voy hacer larga, en los primeros 20 minutos que camino por estas hermosas calles ya estoy hasta la madre de iglesias y no me pregunten dónde empezamos a caminar, no lo recuerdo. Bien, pero eso es lo que quería: perderme.

Uno de los gustos que comparto con mi hermano Ab es la lectura, cada uno a su ritmo claro, pero esto fue lo primero que visitamos, una librería. Nos degustamos de ver los títulos que se alcanzan a ver a reojo, no quiero ni imaginarme todo lo que encontraría si hiciera una revisión minuciosa de cada uno de los libreros. Estamos encantados, lo atribuíamos a la colección que manejan, pero me doy cuenta que no son sólo los libros: todas las personas que están a nuestro alrededor tienen ese grado de cultura de leer, leer, leer y leer. Lo noto en la forma en la que se mueven por los pasillo, como buscan. De repente nos antojamos incultos, pero pasa rápidamente: estamos disfrutando el momento, la excitación de ver tantos encuadernados bajo un mismo techo. Salimos de tan santuoso lugar sólo para descubrir que hay tantas librerías como iglesias . . . tal vez más librerías. Por este lado no hay problema ¡Qué deleite!

Nos maravillamos de ver las construcciones, aunque de vez en cuando desespera que todo se vea tan igual. Fuentes por aquí, fuentes por allá, una plaza por aquí, una plazita por acá frente a una plazuela, bueno ya me entienden. Museos, galerías de arte, monumentos, teatros, cafés, iglesias, librerías, museos con teatro, cafés en galerías y librerías, librerías en iglesias y monumentos, museos en iglesias y monumentos. Todo un cóctel para saborear con la calma del mundo.

Los museos, las galerías y los cafés se descubren solos a medida que estamos avanzando. Pinturas, esculturas, arqueología, historia, todo se puede descubrir en una sola habitación, en un solo callejón. Música bohemia, jazz, tango, blues, bossanova, se saborean todas esas notas en las calles que transitamos en las que saxofón, violín, flauta, guitarra, chelo y piano se unen para crear un ambiente único a horas y deshoras.

Dulces, platillos, cafecitos, degustémonos de su artesanal sabor. Comida mexicana, italiana, francesa, japonesa y demás variada está esperándonos en algún lugar de este laberinto colonial, solo hay que perdernos más.

Sitios históricos, semi-arqueológicos, miradores, iconos, sociales y culturales están en nuestro trayecto que tiene que llegar a su fin. Y se convierte en trauma tener siempre a dónde ir. Quiero despedazarme y estar en todo, comer cada platillo que me ofrecen, comprar cada libro que me interesa, visitar todas las galerías que encuentro y ver hasta la última pintura que pueda existir en la ciudad. Sin embargo ella termina ganándome, es mucha ciudad para una semana de perdición en la que todo puede pasar, inclusive conocer a alguien quien de uno no se quiere separar a tal punto que se atreve a seguirte de regreso a tu ciudad . . .

—o—

Es hora de partir, ocho horas de regreso, más luces, más carreteras, más poblados, otra caja con ruedas. Solo varía que lo que he llamado ahora "niño interior" ha hecho las paces con todo lo demás mío y me deja dormir, en realidad lo necesito. Ella viene a un lado mío susurrándome muy cerca, trato de ignorarla, pienso que puedo controlar esto y que un desliz no me va a ganar y que mis deseos no los va a cambiar, pero creo que ella sabe que no es así: tarde o temprano me va a ganar, parece que sabe lo que estoy pensando y solo sonríe y voltea a dormirse sin escucharse palabra.

Llegamos a Tampico Hermoso, la ciudad ya me es familiar, sé moverme de aquí para allá. No hay problema. El viaje ha terminado . . . ¿Qué pasa? ¿Me faltó ser más preciso en mi proceso descriptivo? Lamento decirte que no pienso agrandar más esto y te digo: si quieres saber más de lo que viví en esta ciudad, te invito a perderte en sus calles en una oportunidad que tengas. No trates de entenderlo, vívelo.

—o—

???????: Phersho
Phersho: . . . ¿Qué pasa?
???????: ¿Soy bonita?
Phersho: [¿porqué me preguntas eso?]

Comentarios

Anónimo dijo…
Quisiera viajar por alla!!! me encantan esas ciudades que volteas y es cultura por aca y cultura por alla!! es shido sentirse ignorante ante el monton de cosas hermosas e importantes que te das cuenta que no conocias y te comienzas a imaginar las que todavia no sabes que existen!! Por lo demas: Que Raro!!! una coprotagonista anonima en tu historia jaja cuenta!!!
Genial tu manera de narrar, creo que este estilo te va mas, es mas digerible, por que aunque tu otra manera de escribir es bonita es algo mas rebuscada (no por eso mala, pero para un lector no asiduo pues se complicaria un poco ... no crees?? ) Linda la manera en la que utilizas tu humorcito negro y antireligioso, ese fue tu malkarma del viaje jaja perderte por tomar una mala referencia jajaja
besitos
dany
Unknown dijo…
Vaya Dany, con decirte que me quería a quedar a vivir allá XD ej ke no quería regresar :-P

¿Que te gustó más este estilo? Gracias, sinceramente cuando terminé sentí que no era muy mío, como que le faltó ferchearlo XD

Pues no sé si fue malkarma o pendejes XD pero no sufrí por haberme perdido.

Y en cuanto a la coprotagonista ya escribiré sobre ella en otra ocasión ;-)
Unknown dijo…
Gracias Sanshiro ;-) me he dado una vuelta por tu blog. Muy interesante la manera en que te expresas, te dejé un comentario al respecto ;-)

Sigue escribiendo |^_^|
M. dijo…
Gracias por pasarte por mi blog. Prometo visitar el tuyo, me gusta :)
Besos muchos.
Unknown dijo…
Luces y sombras.. aquì te espero ;-).

Nos leemos.
Unknown dijo…
el buen salvaje:

Me parece interesante tu propuesta, me he dado una vuelta por tu blog. No soy de España así que muchas de las cosas que dices en él me quedo igual. Aún así, siempre es interesante saber la posición de otras personas. Por lo que escribes cuenta con mi voto ;-).

Saludos

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